Un día conocerás a una persona con la cual no tendrás que fingir ser alguien más, con la cual podrás conversar horas y horas y no te aburrirás, con la cual existirá una confianza única como si se conocieran de hace muchas vidas atrás, harás cualquier cosa por esa persona, cualquier cosa con tal de que esa persona sonría, renunciarás a miedos y temores por esa persona, algún día conocerás a esa persona que te cambie la vida, tanto que no podrás vivir sin ella, algún día conocerás a tu alma gemela, tu hilito rojo, tu .. Todo♥
Emoticono colonthree
martes, 31 de marzo de 2015
Se dieron punto final...
Aquella noche de otoño, sin decir mucho ambos eligieron
caminos diferentes. Ella lo adoraba con toda el alma y no había duda de que él
de alguna forma también la quería, pero su tiempo ya había pasado. De la noche
a la mañana su amor no era el mismo, de pronto dejaron de escribirse, sin
razones ni explicaciones... debían separarse.
Pero… aquella noche lluviosa, fría y triste solamente
marcaría el comienzo de una loca aventura…
Fue un 26 de agosto su reencuentro, fue tan especial el
tiempo que compartieron juntos, que aquel día; con los nervios entre suspiros y
el deseo entre sus besos, decidieron darse un poco más de ellos, ella le dió lo
mejor que podía tener en aquel momento y él… él probó su virilidad como cualquier
macho cuando una hembra cae rendida a sus pies.
Marcaron sus vidas para siempre…
Tontamente decidieron olvidarse poco a poco, noche a noche, perdiéndose
entre obscuridades y besos… pasaron varias lunas en aquel lugar, hasta que su
conciencia les puso punto final.
Se dieron una última vez, su aventura como aquel amor
apasionado quedó también en el pasado, fue un pacto que ambos esperan no romper,
un pacto de complicidad entre dos almas locas, un pacto para poder seguir su
camino libremente, para asegurar su felicidad sin ataduras… terminaron su capítulo
juntos… porque juntos decidieron comenzarlo.
Se hicieron cómplices de un mismo pecado, se despidieron de esa aventura que cada uno recordará a su manera…
Pusieron a su historia juntos por fin “punto final”.
Se hicieron cómplices de un mismo pecado, se despidieron de esa aventura que cada uno recordará a su manera…
Pusieron a su historia juntos por fin “punto final”.
Una despedida..
Te digo adiós, y acaso te quiero todavía.
Quizás no he de olvidarte, pero te digo adiós.
No sé si me quisiste... No sé si te quería...
O tal vez nos quisimos demasiado los dos.
Este cariño triste, y apasionado, y loco,
me lo sembré en el alma para quererte a ti.
No sé si te amé mucho... no sé si te amé poco;
pero sí sé que nunca volveré a amar así.
Me queda tu sonrisa dormida en mi recuerdo,
y el corazón me dice que no te olvidaré;
pero, al quedarme solo, sabiendo que te pierdo,
tal vez empiezo a amarte como jamás te amé.
Te digo adiós, y acaso, con esta despedida,
mi más hermoso sueño muere dentro de mí...
Pero te digo adiós, para toda la vida,
aunque toda la vida siga pensando en ti.
jueves, 26 de marzo de 2015
La leyenda del "Hilito Rojo"...
Cuenta una leyenda oriental que las personas destinadas a conocerse tienen un hilo rojo atado en sus dedos. Este hilo nunca desaparece y permanece constantemente atado, a pesar del tiempo y la distancia. No importa lo que tardes en conocer a esa persona, ni importa el tiempo que pases sin verla, ni siquiera importa si vives del otro lado del mundo: el hilo se estirará hasta el infinito pero nunca se romperá.
Este hilo lleva contigo desde tu nacimiento y te acompañará, tensado en mayor o menor medida, más o menos enredado, a lo largo de toda tu vida. Así es que, el Abuelo de la Luna, cada noche sale a conocer a los recién nacidos y a atarles un hilo rojo a su dedo, un hilo que decidirá su futuro, un hilo que guiará estas almas para que nunca se pierdan…La leyenda dice así:
"Hace mucho mucho tiempo, un emperador se enteró de que en una de las provincias de su reino vivía una bruja muy poderosa, quien tenía la capacidad de poder ver el hilo rojo del destino y la mandó traer ante su presencia. Cuando la bruja llegó, el emperador le ordenó que buscara el otro extremo del hilo que llevaba atado al meñique y lo llevara ante la que sería su esposa. La bruja accedió a esta petición y comenzó a seguir y seguir el hilo. Esta búsqueda los llevó hasta un mercado, en donde una pobre campesina con una bebé en los brazos ofrecía sus productos. Al llegar hasta donde estaba esta campesina, se detuvo frente a ella y la invitó a ponerse de pie. Hizo que el joven emperador se acercara y le dijo: «Aquí termina tu hilo», pero al escuchar esto el emperador enfureció, creyendo que era una burla de la bruja, empujó a la campesina que aún llevaba a su pequeña bebé en brazos y la hizo caer, haciendo que la bebé se hiciera una gran herida en la frente, ordenó a sus guardias que detuvieran a la bruja y le cortaran la cabeza.
Muchos años después, llegó el momento en que este emperador debía casarse y su corte le recomendó que lo mejor era que desposara a la hija de un general muy poderoso. Aceptó y llegó el día de la boda. Y en el momento de ver por primera vez la cara de su esposa, la cual entró al templo con un hermoso vestido y un velo que la cubría totalmente… Al levantárselo, vio que ese hermoso rostro tenía una cicatriz muy peculiar en la frente."
Un hilo rojo al que no podremos imponer nuestros caprichos ni nuestra ignorancia, un hilo rojo que no podremos romper ni deshilachar. Un hilo rojo directo al corazón, que conecta a los amores eternos, a los profundos, esos que simbolizan el antes y por los que no hay después. El amor de una madre, de un padre, de un hermano, de un niño, de un amigo, de un hombre o de una mujer… Un hilo rojo que simboliza el amor y el interés común… Cada uno que lo interprete como quiera pero lo que está claro es que, en ocasiones, las casualidades son tan fuertes que no dejan lugar a dudas…
lunes, 23 de marzo de 2015
Ocho ventajas de tener amigos hombres
Por las cervezas y abrazos que solo los chicos te pueden
dar. ok no!..
Todos los amigos que uno tiene son maravillosos. Pero qué hay sobre los hombres que nos aguantan y nos divierten y,
por sobre todo, lo agradecidas que estamos de su amistad. Aquellas chicas que
creen que no pueden tener amigos del sexo opuesto, porque “siempre podría haber
tensión” amorosa o de otro tipo: allá ustedes. ¡No saben de lo que se pierden!
Realmente dependerá de las personalidades el cómo te puedes
llevar con tal o cual persona. Lo que es yo, me encanta tener amigos hombres.
Sin ofender a nadie, pero es genial poder relajarse de los dramas amorosos y
complicaciones que, me incluyo, sin darnos cuenta hacemos las mujeres. Por más
despreocupada que seas, en algunas situaciones tu condición femenina
sobrepasará tus ganas de pretender que no te importa nada. Pero bueno, vamos al
punto. Acá, una oda a los amigos que tenemos y lo genial que son:
1. Siempre están listos para la aventura
La mayoría de los hombres siempre están listos para lo que
sea. Con aventura, nos referimos a cualquier plan que surja en el momento y
¡quieres hacerlo ya sin esperar! Cuando estás con ellos, no hay nada que los
detenga para experimentar lo que se les venga a la mente, y eso es algo
totalmente genial.
2. Su honestidad es inmensa
Los hombres son mucho más prácticos de pensamiento y no se
complican por tantas cosas. Esto también se aplica cuando tienen alguna opinión
sobre ti. No tienen mucho filtro, en el sentido de que dirán – con respeto – lo
que piensan, en vez de andar con rodeos innecesarios. Nosotras nos preocupamos
mucho de no herir los sentimientos del resto, no es que sea un defecto, pero de
vez en cuando es refrescante que te digan las cosas directamente.
3. No se complican cuando te quieres juntar de improviso
Me pasa personalmente (y sé que a muchas) que cuando surgen
llamados de la nada para juntarse en el momento, lo pienso demasiado. Quizás si
tienes el tiempo y energía, pero comienzas a pensar en todas las cosas que
tienes que hacer, o si te sientes mal porque estás en tu periodo, o mil cosas.
¡Basta! Por eso es práctico cuando te dan las ganas de reunirte con alguien en
ese momento, llamar a un amigo. Sabes que si tiene el tiempo no le dará vueltas
e irá. Es ideal para panoramas en el minuto.
4. Son sumamente útiles cuando debes hacer tareas pesadas
El factor fuerza es también un beneficio. Cuando necesitas
ayuda con acarrear algo, una mudanza, o debes reorganizar tu casa, es ideal
tener un hombre con el cual contar que hará que las cosas sean más rápidas y
fáciles. ¿Cuántas mujeres se necesitan para subir un sofá? Realmente, esto se
trata de ser prácticos. Nada más.
5. Sus abrazos son los más energizantes (y trituradores)
Tomando en cuento el punto anterior, los abrazos de tus
amigos siempre serán los mejores cuando te sientes débil, lo más reconfortantes
luego de no verse durante mucho tiempo, y aquellos que hacen que te duela un
poco el cuerpo (dependiendo de las proporciones). Es lo que siempre podemos
llamar como “abrazo de oso”, y puedes acudir a ello cuando lo necesites.
6. Sabes que no te juzgarán por cómo te ves
Si tuviste un mal día en el que no tienes ganas de
maquillarte y vestirte bella, o si tienes una cara que refleja lo enferma que
estás, tus amigos nunca te regañarán. No se preocuparán de que te hayas puesto
tu mejor vestido para salir con ellos, ¡lo más seguro es que ellos estén en
pijama! Este punto quita mucha presión. Ah, pero claro, si tienes una cita, de
todas maneras te ayudarán a elegir el mejor atuendo, aunque no sepan de
combinaciones. Y tú tampoco los juzgarás a ellos.
7. Pueden ayudar a simplificar tus dilemas románticos
El punto de vista de un hombre siempre será necesario,
aunque creas tener la razón en estos temas. Tal como tú lo guiarás para sus
citas, él lo hará contigo. Y te recomendará qué pasos tomar, con una mejor
aproximación a lo que podría estar pasando por la mente de tu chico.
8. Son fieles amigos
La a veces desesperante personalidad de los hombres, es a la
vez clave. Ellos son totalmente fieles, no es que las mujeres no lo seamos,
pero de seguro pelearán mucho menos por chismes o chicos, por lo que se
mantendrá más unidos o con menos adversidades y polémicas. ¡Disfruten su
amistad!
[Alguna página de internet!...]
Fíjate bien de qué mujer te enamoras...
No te enamores de una mujer inteligente, de una mujer que
siente demasiado, de una mujer que escribe y piensa mucho. Tampoco la escuches
o prestes mucha atención a lo que dice, porque se meterá en tu corazón sin que
te hayas dado cuenta.
Enamórate de una simple, básica y en lo posible que tenga
mala ortografía, ella te dará alegría sin sabor, de esa que no despierta
emoción. En cambio, una chica inteligente, sería capaz de narrar la historia
más aburrida y hacerla parecer divertida, interesante, ocurrente. Esa que
escribe hasta en una servilleta, será capaz de moverte algo más que el piso.
Búscate una chica artificial que solo se preocupe por su
aspecto, de esas a las que les gusta mostrar el cuerpo; te vendrá bien en todas
esas fotos y reuniones sociales. Tu mamá dirá que podrán tener hijos hermosos y
que ella se dedicará a cuidarlos cuando llegue el momento.
Una chica a la que le gusta escribir y leer, en cambio,
podría reírse de alguna tontería en plena calle, cuando recuerde algún chiste o
cuando decida ser ella misma en alguna reunión y convertirse en una persona
interesante llena de cuentos y aventuras. Su risa podría ser muy franca, viral
y contagiosa; de hecho podría hacerte reír todo el tiempo. Por cierto, además
de genuina también es muy femenina, pero lo es con un vestido de noche o con
jean y zapatillas, porque es mujer por su esencia y no por aquello que viste.
Es bellísima siempre, con un traje de diseño o con el cabello apenas atado y
ropa de entrecasa.
Mejor disfruta de tu vida con una chica cualquiera, trivial,
playita y simple, de esas que a todo te dicen “Si” y nunca te contradicen en
nada, sin siquiera mantener una opinión propia. Tendrás una vida sin
preocupaciones y sin montañas rusas emocionales. Siempre sabrás qué esperar y
cómo, hasta cuando estén en la intimidad.
Por otra parte, esa clase de mujeres abundan en todas partes
y son más fáciles de conquistar. Te será fácil encontrarlas, por lo general se
suelen ofrecer mostrando, antes que sugiriendo. Son de las que no dejan nada
librado a la imaginación, y puedo asegurarte que será así por el resto de su
vida.
Deja de lado a aquella chica que escribe, atrevida,
misteriosa y oculta detrás de su inteligencia. Esa que es capaz de mostrar su
lado más salvaje cuando se siente cómoda y aceptada, porque será ese, aunque no
lo creas, el momento en que resultará más atractiva que nunca. Ella, la chica
que escribe, que lee, que disfruta, que cuenta historias será todo un reto.
Mantenerla a tu lado no será cuestión sencilla.
En cambio, aquella chica que no escribe ni siquiera un papel
para decirte cuanto te ama o que ni siquiera sabe enviar un mensaje de texto
sin abreviar todo, será mucho más fácil de mantener, llévala a fiestas ruidosas
y llenas de gente plástica que solo asiste a aquellos lugares para que el ruido
de la música les impida escuchar la tristeza de sus pensamientos.
Conquista a una mujer que no escriba ni le guste pensar
demasiado, ella será fácil a la hora de consentirla y hacerle regalos, para
ella solo será cuestión de flores y chocolates, sin esperar más allá.
Piensa sin embargo, que si te enamoras de una mujer
inteligente, deberás escribir mucho, saber de buena música, o sencillamente
regalarle lo único que te exigirá siempre: calidad de tiempo. Ella necesitará
que la enamores todos los días, hablándole y escuchándola.
Para ella cualquier regalo podría ser especial, pero nunca
sabrás con seguridad qué es «cualquier regalo» porque sabes que ella retará tu
creatividad. Por otra parte, será mejor que cada vez que ella hable, la
escuches atentamente (no solo hagas de cuenta que la oyes) o la perderás para
siempre y te cerrará su corazón. Ese tipo de mujeres suelen ser muy seguras y
pragmáticas, o te aman incondicionalmente o te dejan de amar para siempre.
En fin, enamórate. Enamórate de la que irrumpa en tus sueños
cuando menos lo esperes, enamórate de esa que te rete y te desafíe. Conquista a
esa mujer que, sin darse cuenta, ya entró en tu cabeza, se metió en tu corazón
y no puedes ni la quieres quitar de allí. Enamórala porque te la imaginas en tu
casa, contigo a tu lado, en medio de un caos en la cocina. Enamórala con frases
inesperadas, con música que te conecte a ella, con deseos y mensajes que llegan
a deshora solo para recordarle que la extrañas. Enamórense. Pero si descubres
que ella es mucho para ti porque reta demasiado tu mente y es demasiado única,
corre a buscar a la chica que no escribe ni lee mucho, esa que no opina de
nada, que nunca discute, que a todo te dice “Si”, y tendrás a una de las tantas
mujeres comunes que pululan el universo femenino.
“No te enamores de
una mujer culta, maga, delirante, loca. No te enamores de una mujer que piensa,
que sabe lo que sabe y además sabe volar; una mujer segura de sí misma, y mucho
menos de una romántica que ame la poesía (esas son las más peligrosas), o que
se quede media hora contemplando una puesta de sol, el viento y no sepa vivir
sin la música. Ni de una mujer que es bella sin importar las características de
su cara y de su cuerpo. No te enamores de una mujer intensa, lúdica, lúcida e
irreverente. No quieras enamorarte de una mujer así. Porque cuando te enamoras
de una mujer como esa, se quede ella contigo o no, te ame ella o no, de ella,
de una mujer así…jamás se regresa”
Martha Rivera Garrido
lunes, 16 de marzo de 2015
[...] Los amorosos
Los amorosos callan.
El amor es el silencio más fino,
el más tembloroso, el más insoportable.
Los amorosos buscan,
los amorosos son los que abandonan,
son los que cambian, los que olvidan.
Su corazón les dice que nunca han de encontrar,
no encuentran, buscan.
Los amorosos andan como locos
porque están solos, solos, solos,
entregándose, dándose a cada rato,
llorando porque no salvan al amor.
Les preocupa el amor. Los amorosos
viven al día, no pueden hacer más, no saben.
Siempre se están yendo,
siempre, hacia alguna parte.
Esperan,
no esperan nada, pero esperan.
Saben que nunca han de encontrar.
El amor es la prórroga perpetua,
siempre el paso siguiente, el otro, el otro.
Los amorosos son los insaciables,
los que siempre -¡que bueno!- han de estar solos.
Los amorosos son la hidra del cuento.
Tienen serpientes en lugar de brazos.
Las venas del cuello se les hinchan
también como serpientes para asfixiarlos.
Los amorosos no pueden dormir
porque si se duermen se los comen los gusanos.
En la oscuridad abren los ojos
y les cae en ellos el espanto.
Encuentran alacranes bajo la sábana
y su cama flota como sobre un lago.
Los amorosos son locos, sólo locos,
sin Dios y sin diablo.
Los amorosos salen de sus cuevas
temblorosos, hambrientos,
a cazar fantasmas.
Se ríen de las gentes que lo saben todo,
de las que aman a perpetuidad, verídicamente,
de las que creen en el amor
como una lámpara de inagotable aceite.
Los amorosos juegan a coger el agua,
a tatuar el humo, a no irse.
Juegan el largo, el triste juego del amor.
Nadie ha de resignarse.
Dicen que nadie ha de resignarse.
Los amorosos se avergüenzan de toda conformación.
Vacíos, pero vacíos de una a otra costilla,
la muerte les fermenta detrás de los ojos,
y ellos caminan, lloran hasta la madrugada
en que trenes y gallos se despiden dolorosamente.
Les llega a veces un olor a tierra recién nacida,
a mujeres que duermen con la mano en el sexo,
complacidas,
a arroyos de agua tierna y a cocinas.
Los amorosos se ponen a cantar entre labios
una canción no aprendida,
y se van llorando, llorando,
la hermosa vida.
El amor es el silencio más fino,
el más tembloroso, el más insoportable.
Los amorosos buscan,
los amorosos son los que abandonan,
son los que cambian, los que olvidan.
Su corazón les dice que nunca han de encontrar,
no encuentran, buscan.
Los amorosos andan como locos
porque están solos, solos, solos,
entregándose, dándose a cada rato,
llorando porque no salvan al amor.
Les preocupa el amor. Los amorosos
viven al día, no pueden hacer más, no saben.
Siempre se están yendo,
siempre, hacia alguna parte.
Esperan,
no esperan nada, pero esperan.
Saben que nunca han de encontrar.
El amor es la prórroga perpetua,
siempre el paso siguiente, el otro, el otro.
Los amorosos son los insaciables,
los que siempre -¡que bueno!- han de estar solos.
Los amorosos son la hidra del cuento.
Tienen serpientes en lugar de brazos.
Las venas del cuello se les hinchan
también como serpientes para asfixiarlos.
Los amorosos no pueden dormir
porque si se duermen se los comen los gusanos.
En la oscuridad abren los ojos
y les cae en ellos el espanto.
Encuentran alacranes bajo la sábana
y su cama flota como sobre un lago.
Los amorosos son locos, sólo locos,
sin Dios y sin diablo.
Los amorosos salen de sus cuevas
temblorosos, hambrientos,
a cazar fantasmas.
Se ríen de las gentes que lo saben todo,
de las que aman a perpetuidad, verídicamente,
de las que creen en el amor
como una lámpara de inagotable aceite.
Los amorosos juegan a coger el agua,
a tatuar el humo, a no irse.
Juegan el largo, el triste juego del amor.
Nadie ha de resignarse.
Dicen que nadie ha de resignarse.
Los amorosos se avergüenzan de toda conformación.
Vacíos, pero vacíos de una a otra costilla,
la muerte les fermenta detrás de los ojos,
y ellos caminan, lloran hasta la madrugada
en que trenes y gallos se despiden dolorosamente.
Les llega a veces un olor a tierra recién nacida,
a mujeres que duermen con la mano en el sexo,
complacidas,
a arroyos de agua tierna y a cocinas.
Los amorosos se ponen a cantar entre labios
una canción no aprendida,
y se van llorando, llorando,
la hermosa vida.
- Jaime Sabines
Carta para el futuro amor de mi vida...
¡Cariño, Hola!
Ya sé, quizá es un poco disparatado, una tontería. No te conozco aún, ni tú a mí; o quizá sí, pero no sabes que esta carta es para ti… ni yo lo sé. Te seré sincera, no he soñado mucho contigo. No como lo hacen muchas mujeres desde pequeñas, ya sabes: casarse, formar una bonita familia, ‘’vivir felices por siempre’’. No.
No sé desde que edad me golpeó la realidad, sólo sé que desde niña; y desde niña no se me ha dado pensar mucho en ti, perdón, es la verdad. Pero esta noche se me ocurrió escribirte, pensarte un poco. Aunque realmente no sepa en estos momentos a quien le escribo. Y es que cabe aclarar que simplemente no te veo como mi héroe, ni como un príncipe azul, ni mucho menos un ser perfecto. Para mí, eres un ser humano… con defectos y virtudes, con derecho a equivocarse y ser frágil en algunas ocasiones, como yo.
Quizá no siempre esté de acuerdo con tus decisiones y gustos… pero los respetaré, esperando que tu hagas lo mismo.
Tengo algunos planes. Ya sé… ya sé que planear a veces es malo, pues casi nunca resulta como se quiere. Pero son planes simples, ni siquiera me atrevería a llamarles planes; les llamaré pequeñas cosillas que sería increíble no pasar por alto.
¿Te gusta la lluvia? A mí me encanta.
¿No te gusta? Lo más probable es que te obligue a amarla, y si no lo logro, quizá haga que la odies más. ¡Así que prepárate! Cuando en una mañana, tarde, noche o incluso madrugada (cualquier tiempo es perfecto) te lleve a rastras bajo ella y te haga girar conmigo. Sí, lo sé, me odiarás por hacer que empapes tu cabello, rostro, y aquellos tenis viejos que no te cansas de usar, pero prometo que si en ese momento olvidas el mundo superficial y te hundes conmigo en risas y gotitas heladas o cálidas, eso será lo de menos.
Lloverá y después te arroparé a besos, lo prometo (es de las cosas que si puedo prometer, pues sería un encanto cumplir). Espero que no seas muy tímido, suelo comportarme cuando hay gente… pero salir de lo cotidiano está bien de vez en cuando, y haré alguna ridiculez esperando que me sigas la corriente. Correr, saltar, reír, gritar, girar. Sin duda, y aunque tu tengas más fuerza que yo, te retaré a jugar luchitas. A veces no paro de hablar, así que ojalá tengas cierto gusto por la lectura y el aprender, y/o sumo interés en lo que te gusta hacer, para que las conversaciones no falten. Chistes, bromas, burla hacia lo irónica que es la vida y las leyes morales. A veces también soy muy callada, ojalá sepas disfrutar el silencio, las miradas, sonrisas y caricias.
Amo… realmente amo escuchar música. Nos veo recostados en el suelo escuchando aquella lista de reproducción que me pone al límite, inmóviles, mirando a la nada. Haré lo que pueda por apoyarte en lo que te gusta, por ser tu base cuando te sientas tambalear, por ser tu compañía cuando la soledad te ataque, por ser quien te de ánimos cuando creas que no puedes más, o simplemente callar y abrazarte cuando te quiebres.Seguro querrás tu espacio, así como yo querré el mío; la soledad o compañía de únicamente familia y amigos es muy necesaria a veces, ya sabremos encontrar el espacio para compartirnos y vivir experiencias juntos. No te confundas, con todo esto no intento decir que todo siempre será perfecto. Claro, habrán altibajos y sin embargo prometo poner de mi parte para solucionar lo que se presente.
Y llegará ese momento, en que después de dar tanto amor, se nos acabe. El problema, claro, es cuando a uno se le termina antes que al otro. Tú querrás seguir tu rumbo, yo el mío. Sin dramas, sólo aceptando que lo que empieza también acaba. Si eres tú quien decide marcharse, como dije al comienzo, habrá decisiones tuyas con las que no estaré de acuerdo, pero respetaré; no quiero que pienses que te buscaré. Si decides marcharte nada de mi te frenará. En cambio, si la que decide marcharse soy yo… te pido, hagas lo mismo. Aunque, acá entre nos, si compartí tanto contigo, dudo realmente querer marcharme a menos que sea necesario. Soy realista, en ocasiones fatalista. No me gusta esperar nada de nadie, prefiero llevarme sorpresas en lugar de decepciones. Me preparo para lo peor, espero lo mejor y acepto lo que venga. Sé que el amor es una reacción química, que el corazón sólo bombea sangre y por tanto no es donde vive el amor, y que la eternidad no se puede poner en manos de un mortal, lo sé. Te juro que lo sé y comprendo muy bien.
Pero también, como ser humano, tengo la esperanza de olvidar todo aquello, y que aún con nuestras diferencias, tú estés al final de camino… recordándome que hasta las ciencias más exactas tienen su margen de error. Y es sólo por eso, que esta carta es pensada en ti, y para ti. Cariño, espero no haberte aburrido, espero que también me esperes y sepas que esperaré por ti. No te buscaré, las mejores cosas llegan solas. Pero sobre todo espero que entiendas que desde hoy ya te soñé, aunque no te sueñe todo el tiempo. Y espero en algún momento me sueñes también.
Con amor futuro y en el momento en que me leas, presente.
viernes, 13 de marzo de 2015
Te libero de mi...
"Te libero de mí, de mis males, de mi malgenio, de los domingos por la tarde en donde nunca puedo más, del odio a mis cumpleaños, de no saber cómo hacer para regalarte algo que no pierdas. Te libero de mi desengaño, de tu karma, de mis novedades, de la contradicción que represento. Te libero de mis llamadas que te saben a autocompasión, de mis enredos, de mi cabello suelto, largo, sin peinar. Te libero de mi consciencia, del desconcierto a fin de mes, de la caída, de la llegada, de mi huida inevitable. Te dejo libre para que me dejes, para que me veas de lejos y me quieras, menos."
miércoles, 11 de marzo de 2015
Espera...
Y tú me dices
que tienes los pechos rendidos de esperarme,
que te duelen los ojos de estar siempre vacíos de mi cuerpo,
que has perdido hasta el tacto de tus manos
de palpar esta ausencia por el aire,
que olvidas el tamaño caliente de mi boca.
que tienes los pechos rendidos de esperarme,
que te duelen los ojos de estar siempre vacíos de mi cuerpo,
que has perdido hasta el tacto de tus manos
de palpar esta ausencia por el aire,
que olvidas el tamaño caliente de mi boca.
Y tú me lo dices que sabes,
que me hice sangre en las palabras de repetir tu nombre,
de lastimar mis labios con la sed de tenerte,
de darle a mi memoria, registrándola a ciegas,
una nueva manera de rescatarte en vano
desde la soledad en la que tú me gritas
que sigues esperándome.
que me hice sangre en las palabras de repetir tu nombre,
de lastimar mis labios con la sed de tenerte,
de darle a mi memoria, registrándola a ciegas,
una nueva manera de rescatarte en vano
desde la soledad en la que tú me gritas
que sigues esperándome.
a esta deshabitada cerrazón de la carne
que apenas si tu sombra se delata,
que apenas si eres cierta
en la oscuridad que la distancia pone
entre tu cuerpo y el mío.
—José Manuel Caballero Bonald
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